Antes que nada debo aclarar que esta entrada la inicio escuchando en bucle Nymphentamine, para los que no me conocen aparte de tener gustos musicales un poco dudosos. Algunos ya conocerán la letra y pensarán que es un poco Bizarra pero, en mí causa sensaciones muy tranquilizadoras:
Cuando estoy molesta, la escucho...
Cuando estoy muy nerviosa, la escucho...
Cuando en mi mente salen a relucir pensamientos no muy positivos, la escucho...
Cuando se activa el gen de la maldad, la escucho...
Así que en mis pobre gustos considero que esta canción es un mega top...
Luego de mi lavado cerebral “bloggero” vamos a lo que vinimos.
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Muchos me dirán la típica frase: Anayansi, no hay trabajo perfecto. El único perfecto es Dios.
Por experiencia propia, por comentarios de mis amigas, familiares, en mis círculos o para mi lamentablemente, he sido testigo de infinidades de situaciones que dan para escribir libros con diferentes volúmenes, pues casi una saga.
Hoy saliendo de mi actual trabajo, nuevamente he sido testigo de la maldad en su máxima expresión...No quiero entrar en esos detalles pero, en mi humilde opinión ya nada me sorprende y hoy me di cuenta de eso.
Cuando me plantearon la situación “X” lo más curioso y eso que he visto a las personas a mi alrededor poner caras de circunstancias; decirme:
—Anny no te pases. Otros compañeros me han dicho que me paso de sádica, etc, etc.
Ahora viene la justificación barata sacada de alguna novela mexicana, tratando de justificar mi maldad, esto se debe a experiencias pasadas en especial tuve un trabajo en donde al final pude trabajar de lo que estudié pero, aprendí a punto de golpes, zancadillas y muchas indisposiciones que <<caí en cuenta>> que estaba en un capítulo de: El Sultán.
Ahí aprendí cosas buenas, cosas malas pero, en realidad capté que todo se trataba de un juego de mediciones de: mortales con posiciones bastantes similares a la mía pero, que aspiraban a ser caciques de una aldea en donde <<Los tontos no caían en cuenta>> que no se podía hacer nada porque había “Matriarcado” y la poca probabilidad de escala era sencillamente matar al jefe a “plomazos” y ni aún así se podía uno sentarse en la silla de “Juegos del Trono”.
Hubo un capítulo que pocos conocieron: Cuando la pendeja número 20 <<o sea YO>>, le llega un correo de su jefe acusándola de ser la encarnación del mal y que quizás me había casado con chuky y no sabía...
Debido al sin fin de cosas que me pasaron aprendí cosas buenas:
- Calmar mi Ira apenas me enteraba de lo que estaban haciendo contra mi
- Analizar rápidamente mi siguiente movida
- Callar hasta el final
- Recavar la mayor cantidad de información
- No caer ante las provocaciones
- Y cuando ya encuentras el pequeño punto en donde poder desmoronar la idea “errónea” contra la que estás luchando sencillamente, hacerlo de manera muy sutil, de manera silenciosa...
Muchas veces cuando estás ahogado en un ambiente laboral tóxico y puedes identificar los personajes que quizás tú también tienes en la oficina como:
- El Sapo: Lambón, arrastra pecho, descendiente de los reptiles que no evolucionaron a tener patas
- El Sabiondo: sabe todo, de todos y a la vez no sabe ni ¿Dónde está parado?
- El Conformista: porque tiene una vida estando ahí, odia todo pero, no es capaz de irse
- El Negativo: El que no hay manera ni de iluminarlo ni con un ¡eclipse!
- El Metiche: El que quiere estar metido en todo al final le vaticino un final como el del Ratón Pérez
Muchas veces me pregunté si la del error era yo, porque o mi economía regia mi vida o sencillamente dejé que el conformismo mermara mi “amor propio”. En otras etapas de auto flagelación pensé que era un castigo real por la maldades y las veces que soñé que quería que se le flateara todas las llantas al carro del jefe en el tramo marino del corredor sur... <<Pa´mala Yo>>
Me “ningunie” quiero decir que no me valoré porque decía que ni yo valía la pena, para creerme las cosas, por más que me especialicé pensé erróneamente que sólo los "suertudos" corrían, con la gracia de “los 4 números”.
Culpé a las malditas pruebas psicológicas, psicométricas, polígrafos por demostrar que soy una: FELIZ LOCA y que soy demasiado extrovertida para vivir en una maldita caja con sus innumerables “reglamentos internos”
Al final de tocar fondo me di cuenta: la calidad de persona que soy, lo que valgo y lo que puedo llegar a ser que me percaté que sencillamente: “Soy mucha papaya para un perico”.
Tuve la gracia que fue por mero error, de poder practicar en mi etapa universitaria en el departamento de RRHH y conocí la otra parte de la selección y el reclutamiento que me permitió abrir mis conocimientos, conocer el trasfondo, lo lamentable y lo poco obtuso que seguimos siendo en Panamá en muchos detalles.
Lo más triste es que a medida que analizaba llegaba a la raíz o cabeza del problema y muchas veces o casi siempre poco tenía que ver con los bajos mandos sino que si la máxima figura cometía estos errores y a su vez no hacía nada por corregirlos pues... Una golondrina no hace verano.
Si haz llegado a esta parte de la entrada, haciendo un SI con la cabeza, cual muñequito de taxi... te invito a leer mi siguiente entrada, el volumen 2 en donde develamos como nace mi alter-ego de Hurrem y como al final logro salir airosa a tanta muchedumbre....
Xoxo.
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Anny aka Dama 9:
Perdedora por naturaleza, chistóloga frustrada, torpe con pies izquierdos, loca empedernida, de risa variable, estudie marketing porque me rechazaron en la Policía Nacional; después de dedicarme algunos años a ser Community Manager o Social Media Manager me jubilé. Ahora vivo una vida con mayor calma, disfrutando de la escritura por afición. Amo comer, reír, leer, el olor del café, la lavanda, el mar, los amaneceres a pesar que me cuesta levantarme y los atardeceres me matan.
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